viernes, 27 de enero de 2017

Viernes de Inspiración: Diario Mindfulness de Alimentación

¡Hola a todos!

diario mindfulness de alimentación

Hoy quiero compartir con todos vosotros una herramienta muy poderosa que a mi me ayudado muchísimo en mi camino hacia una alimentación más saludable y sobretodo, más consciente. Y de esto precisamente trata el mindfulness, de entrar en un estado de atención plena, de consciencia plena en el momento presente, el que está sucediendo justo ahora mismo, poniendo todos y cada uno de nuestros sentidos en ese preciso instante para saborearlo y exprimirlo al máximo, interiorizando así todo el abanico de sensaciones que tiene para regalarnos.

Y esto, que puede parecer sencillo a simple vista, es algo bastante complejo en un mundo cargado de estímulos externos y distracciones como el que vivimos. Es difícil estar presentes al cien por cien en algo, porque hay notificaciones, ruidos, televisiones de fondo, luces, aromas, una mosca que pasa... cualquier estímulo que de pronto hace que cambiemos el foco de una cosa a otra sin darnos cuenta de ello, sin ser conscientes. Todo esto afecta bastante en nuestro día a día, sobre todo hablando en términos de productividad y para ello el mindfulness propone diversos ejercicios y técnicas para volver a centrarnos en lo que de verdad es importante en ese momento.

Y en cuanto a lo que alimentación se refiere, el mindfulnes tiene mucho que aportarnos, sobretodo si somos personas que a veces no tenemos una relación muy amigable con la comida, con episodios de hambre emocional que nos hace comer de forma compulsiva ciertos alimentos que en el fondo no querríamos habernos tomado porque sabemos que no nos aportan nada bueno.

Hace ya unos 6 años que entré en contacto con este tema por primera vez tras comprarme en la Fnac el libro Mindfulness y Alimentación de Susan Albers. Estaba sumergida rebuscando entre la sección de libros de cocina (¡para variar!) y este ejemplar captó mi atención porque nunca había oído el término previamente. Me leí el resumen y me pareció un tema muy interesante, que además me podría venir muy bien ya que yo misma tenía con frecuencia esos episodios de ansiedad por la comida con los que me sentía fatal. Y justo la frase que viene en la portada decía: "Cómo relacionarse con la comida de forma equilibrada". Así que no me lo pensé dos veces y me lo llevé a casa.

Me lo leí en apenas una tarde, porque es muy cortito, y me gustó mucho, me pareció sobretodo una información muy útil y pensé que sin duda podría funcionar si lo aplicaba. El problema es que como muchas veces nos pasa en la vida, preferí quedarme en mi zona de confort y no pasar a la acción para comenzar a poner en práctica las ideas y ejercicios propuestos en el libro. 

Y así seguí sin que nada cambiase en mi relación con la comida, hasta que en 2014 llegó mi llamada para cambiar el chip :) En ese año me fui a vivir con mi novio y lo cierto es que al principio comenzamos a comer bastante mal, tirando mucho de precocinados, patatas de bolsa y cocacola (¡que en mi vida había bebido en casa!). Independizarnos fue al principio un poco caótico en lo que a organizar las comidas se refería, para los dos era nuestra primera vez fuera de casa y sin duda nos dejamos llevar por la emoción de estar sólos :D

La cuestión es que pocos meses después yo me sentía sin energía, no dormía bien y estaba por momentos enfadada conmigo misma y con el mundo, a parte de unos hermosos siete kilos que se habían instalado en mi. Era como si no fuese yo misma, como si fuera otra persona, y no me sentía para nada agusto en esa nueva piel. Y en ese momento me preocupaba también el exceso de kilos, ya que nunca antes había cogido más que dos o tres. Así que después de varios intentos fallidos de intentar cuidarme por mi cuenta, decidí ir a NaturHouse a que me pusieran una dieta. Empecé super motivada y segurísima de lo que estaba haciendo y hasta dónde quería llegar, pero recuerdo que la primera semana fue durísima ya que prácticamente no comía más que piña, caldo depurativo, espárragos trigueros (a los cuales cogí algo de manía), yogures desnatados y pechuga de pollo, todo ello acompañado de un biscote de pan tostado al día y las cápsulas e infusiones a base de alcachofa y cola de caballo que me vendieron allí, ya que las consultas son gratuítas y sólo pagas por los productos que te llevas a casa. Pasó la primera semana y había bajado dos kilos y pico, por lo que estaba super contenta y me pareció que el esfuerzo había merecido bien la pena. Pero las siguientes semanas eran exactamente iguales, los menús apenas variaban y ya estaba en una monotonía como si llevase toda mi vida comiendo lo mismo. Seguía bajando de peso, ya no tanto, pero la cosa seguía rodando y al mes y medio, con casi cinco quilos bajados decidí que lo dejaba porque veía que aquello no era para nada sostenible en el tiempo y en que cuanto lo dejase iba a volver a mis viejos hábitos, con el consecuente efecto rebote nocivo que iba a experimentar mi cuerpo.

Y fue justo ahí cuando cambié el chip. Decidí que no quería ponerme a dieta nunca más, que siempre que lo había hecho solo había estado ansiosa y de mal humor y que así no merece la pena vivir. Que además eso no se puede mantener a largo plazo. Estaba segura de que había otro camino y en realidad muchas veces había oído hablar de que lo que de verdad funciona es un cambio de hábitos, el problema es que asociaba esa idea a estar básicamente a dieta de por vida, y por eso no me gustaba. Creo que ese es el problema de por qué a muchos nos cuesta iniciarnos en ese cambio de hábitos. El "para siempre" da mucho miedo y suena a que vas a pasarte la vida comiendo de forma monótona e insulsa y sin apenas caprichos para alegrar el body :)

Pero lo cierto es que no es así, y cuando de verdad algo en tu interior hace click y decides que te quieres y que te mereces lo mejor, empiezas a ver las cosas de otra forma. En ese momento te olvidas de la báscula y las calorías y te centras en los nutrientes, en darle a tu cuerpo productos lo más naturales posibles y minimizar las cosas que sabes que no te sientan tan bien, ni a corto ni mucho menos a largo plazo. Y esto no sucede de la noche a la mañana, hay que leer mucho y buscar información alternativa, porque a nuestro alrededor prácticamente sólo hay mensajes de que delgadez  es igual a felicidad y no importa si pierdes la salud o el humor por el camino. Hay mucha presión social, sonbretodo si eres mujer. Pero hay gente "revolucionaria" que elige no someterse a dicha presión, gente que cree que hacer las cosas de otra forma es posible y que elige quererse de forma incondicional. Gente tan inspiradora como Ana Moreno, Nuria Roura, Carla Zaplana, Ella Woodward, Juan Llorca, Elka Mocker... que para mi han marcado un antes y un después en mi forma de relacionarme con mi cuerpo y conmigo misma en general. 

Y por supuesto que no soy perfecta, y muchas veces me equivoco, pero intento no ser dura conmigo misma y felicitarme por cada paso que he dado hasta aquí. Lo importante es eso, el camino, no la meta, y que si te desvías de él en cualquier instante, la consciencia te devuelva a él, por que en el fondo sabe que es lo que de verdad te hace sentir bien.

Como os comentaba en la introducción, llevar un diario de mindfulness es una poderosísima herramienta que puede ayudarnos a mejorar nuestra relación con la comida y llevar un estilo de vida más saludable. En él tenemos que anotar todo lo que comemos a lo largo del día, todo, lo hayas hecho bien ese día, o no lo hayas hecho tan bien, y lo más importante es anotar justo al lado de cada comida o alimento cómo nos sentimos antes, durante y después de ingerirlo. Todo esto nos obliga a estar mucho más atentos a nuestro cuerpo y comer de manera más consciente, ya que estás escuchando a ver qué pasa dentro. Imagináte que vas a comer chocolate, y que antes de comértelo estás pensando si hacerlo o no porque te intuyes que después te vas a sentir culpable. Mientras te estás comiendo el chocolate quizás estás super feliz pero engullendo tan rápido que apenas lo saboreas y después de haber terminado quizás te sientes decepcionado contigo mismo. Pues en ese momento, o por la noche al final del día, tienes que anotar eso en tu diario, todo tal cual lo sientes, con pelos y señales. 

En otra ocasión quizás vas a desayunar un smoothie cargado de nutrientes y antes de tomártelo estás contento porque sabes que vas a nutrir tu cuerpo, y durante y después de tomártelo esa sensación se mantiene y además te sientes ligero y lleno de energía para afrontar el día. También vas a anotar eso con detalle, y así con todo lo que tomes durante el día. Puede parecer algo tedioso, pero en realidad no te va a llevar más que unos pocos minutos al día. Y si sueles planificar tus menús al principio de la semana (otro día hablaremos de esto) pues más fácil aún, porque ya tendrás anotada la comida en cuestión y sólo tienes que rellenar al lado de cada una tus anotaciones personales sobre ella.

Al cabo de unos días ya vamos a comenzar a ver patrones, patrones que igual ya sabes que estaban, como que cuando estás ansioso o malhumorado, por ejemplo te lanzas a por un cierto alimento, pero que al quedar reflejados en un papel toman otra perspectiva. Lo vas a ver todo de otra forma y te van a empezar a encajar comportamientos y reacciones a las que antes no prestabas atención. Vas a saber qué alimentos te sientan mejor y cuales peor, ya que además de escribir cómo nos sentimos emocionalmente en relación a esa comida, debemos anotar también cómo se siente nuestro cuerpo en sí. Si te duele la tripa, si estás hinchado, si tienes gases o si te sientes ligero como una pluma. Información de valiosísima utilidad a la que habitualmente no prestamos mucha atención, o que pensamos que es normal vivir con ella, resignados a que "lo normal" sea que me duela la tripa después de comer esto o lo otro porque soy de digestión lenta. Las cosas no son ni tienen que ser así, el único que puede liderar cómo se siente tu cuerpo eres tú y para conseguirlo este diario va a hacer que des pasos de gigante en tu camino a un nuevo tú, más vital y enérgico.

Me encanta llevar este diario porque me hace mantenerme en el camino. He hecho enormes avances a lo largo ya de casi tres años, pero a veces como es lógico y normal me desvío un poquito. Y el mindfulness te ayuda a volver, a lo que sabes de verdad que te hace sentir mejor que otra cosa y a no culparte por el inciso, sino a sentirte humano y saber que puedes hacer las cosas bien porque las has hecho muy bien hasta ese momento. Pasito a pasito se puede y lo mejor de todo es que sienta fenomenal.

Después de que llevas un tiempo haciendo el diario puedes simplificar un poco utilizando una leyenda, con iconos que representen las distintas emociones con las que comiste y cómo te sentiste a nivel físico. 

Para poder escuchar todas estas señales, lo ideal sería comer y no hacer nada más a la vez, pero esto sé que es difícil de cumplir, a mi por ejemplo si estoy comiendo sóla me encanta ver algún vídeo en Youtube mientras lo hago, tampoco hay que agobiarse con hacerlo todo perfecto, lo bueno e importante es que nos observemos antes y después de cada comida, cómo nos sentimos de ánimo, qué nos apetece comer, si lo que tenemos preparado u otra cosa, cómo nos sentimos después... y también podemos intentar escuchar alguna señal o pensamiento que nos envíamos mientras estamos comiendo, pero sin agobiarnos, ya que también es un placer disfrutar de una comida en buena compañía o en solitario mientras vemos algún programa que nos guste etc. Para mi es como ese momento que me dedico a mi misma en mitad o a final del día y que me presta por la vida, así que hay que disfrutarlo.

Y por supuesto, y ya para finalizar, deciros que todo lo que escribo aquí es mi experiencia personal y mi manera de ver las cosas. Entiendo que habrá gente que esté pensando que estoy loca por sentirme mal por comer ciertos alimentos, pero también me imagino que si has llegado leyendo hasta aquí es porque te sientes de alguna manera identificado conmigo. Las chicas también creo que me vais a entender mejor, porque queramos o no, sufrimos más presión social en este aspecto. ¡Pero tenemos la opción de cambiar el chip y darle la vuelta a la tortilla, de cuidarnos porque nos queremos y queremos sentirnos bien con nosotras mismas, llenas de vitalidad y alegría! Y no sólo porque la báscula devuelva un número que está mejor o peor aceptado por lo que la sociedad entiende que son los cánones de belleza. Si sólo fuésemos eso seríamos muy poco. Y yo ya no quiero ser poco nunca más :)

Si has llegado leyendo hasta aquí, gracias de corazón. Ha sido un post personal y a la vez escribirlo ha sido como un ejercicio liberador que me ha venido muy bien. Ahora mismo escribo estas palabras con una sonrisa enorme en los labios, estoy feliz de haber compartido esto contigo.

Si lo que has leído te ha llegado y ha tocado algún trocito de ti, ya tienes más que el camino ganado, y es que ya estás en el camino, y esa es la mejor de las aventuras. Pasito a pasito se llega a cualquier sitio, me sonrío al pensar que incluso una vez llegué así hasta Santiago :) 

Podemos ir donde queramos, lo más importante es que nosotros mismos lideremos nuestro propio camino.

¡Feliz Viernes, os mando un abrazo enorme!
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2 comentarios

  1. Hola Reyes, soy Eva (Cakes i altres delicies) me ha encantado tu post, yo ahora soy otra persona y veo la comida de diferente manera. Me hice una reducción de estómago en 2.005 y no salió bien, me operaron 5 veces y estuve un par desahuciada. En fin yo no supe en su momento q se podía cambiar el chip y lo hice a lo bestia je, je yo soy así. Ahora todo es diferente y pese a las secuelas me siento bien e intento hacer las cosas mejor. Un beso.

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  2. Me encanta que hayas compartido esa experiencia con nosotros. LLevo 23 años con un sobrepeso, ni médicos ni nutricionistas han conseguido que bajase más de 4 kilos. Mi metabolismo basal es lento. Por eso, y porque muchos alimentos no me iban bien, he tomado la decisión de ver que es lo que no le sienta bien a mi cuerpo. Ahora mismo he empezado una "dieta" adaptada por mí a mis necesidades, he bajado algo pero necesito pasar la barrera de los 4 kilos para ver si me funciona. Me viene muy bien lo que cuentas porque llevo tantos años cuidadando la alimentación que a la mínima que "peco", me siento mal. Por supuesto, tengo una edad en la que no quiero hacer ni tonterias ni enfermar así que poco a poco, y si bajo algún kilito, pues feliz. Si no, tampoco es el fín del mundo. Lo que quiero es estar sana. Me vienen muy bien tus recetas, tus opiniones, tus explicaciones. Mil gracias de verdad. Merce Mera

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Muchísimas gracias por dejar tu comentario!!! No te imaginas la ilusión que me hará descubrirlo :)

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